La Silla Salvaje se ha convertido en un símbolo. Son un símbolo de la comunicación, la reunión y el dialogo de la especie humana. Nos invitan a cuestionar el impacto y la acción de la domesticación sobre la naturaleza, producidos por el ser humano, en favor de su propio confort a través de la artesania, la industria y el diseño.

Son sillas vacías, salvajes y primitivas que con su propia personalidad y carácter aportan una humanización a la materia muerta. Son sillas vivas que no pierden sus raices salvajes. Su forma  es una provocación al diseño y a la tecnocracia.

El proyecto nace en el año 2012 en la provincia de Barcelona, España, dando una nueva vida a los arboles muertos todavía enraizados a la tierra en los espacios públicos, transformándolos insitu en Sillas Salvajes y dejándolos, libres y salvajes, transformarse al ritmo del ciclo natural.